Cuando leemos un cuento, podemos convertirnos en una gran maga con un traje que viaja en el tiempo y en el espacio. Podemos cambiar nuestra voz, hacer nuevos gestos, movernos de distinta forma y convertirnos en el personaje en cuestión. La persona que nos oye sentirá a otra persona que tiene la capacidad mágica de recrear el momento de:
Un búho que viaja en un noche de verano para ver una lluvia de estrellas desde la rama más alta
de la gran encina.
Una niña que ha perdido un cangrejo en la playa y no tendrá nada para
comer.
Un gigante que no para de crecer y desea hacerse tan diminuto como
una hormiga para que nadie lo mire.
Una gatita que no encuentra a sus cachorros dentro del
secadero de jamones.
Un paraguas de colores que se escapó de la mano de Adela.
Cuando nos lee alguien una historia con interés, nos introducimos en ella y a veces, deseamos ser un protagonista de ella. Eso es lo que a veces sucede en las aulas de Educación Infantil cuando presentamos una historia interesante. Por ello, debemos cuidar mucho los temas, las ilustraciones e incluso los tamaños y las formas de los cuentos puesto que en ocasiones nos proporcionan recursos muy interesantes. Por ejemplo, un libro circular o triangular no es muy normal y tampoco lo son los libros minúsculos.
1 comentario:
Estoy totalmente de acuerdo. De hecho, mi afición por los libros comenzó precisamente por los que resultaban peculiares. Ahora soy una fanática de estas ediciones: libros en miniatura, pop up... Tengo tantos que últimamente los voy exponiendo por toda España y se organizan visitas guiadas con colegios. Si le interesa el tema, puede encontrar más detalles y fotos en www.minilibros-buch-book.com. Muchas gracias.
Susana
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