Aún no había amanecido cuando la pata Renata se despertó por un fuerte golpe al fondo del gallinero. Al moverse entre la paja se dió cuenta de que faltaba un patito.
No se lo pensó dos veces y salió revoloteando hacia el corral. Pero frenó en seco al ver una gran luna en el suelo. Con tanta claridad se podía ver muy claro y vió la camioneta de Ramón junto a la casa; tenía la puerta abierta y el motor encendido. Mientras se acercaba a la camioneta, sintió a su patito llorando dentro de un cesto y, moviendo sus alas dió un gran salto y entró en la camioneta.
En ese momento Remón arrancó y se dirigió al pueblo. Se paró delante de una farmacia y salió. Mientras, la pata Renata consiguió sacar al patito del cesto y, como estaba la ventana abierta, saltaron con rapidez. Se escondieron en un gran macetero.
Cuando Ramón paró de nuevo ante la tieda y cogió la cesta, se dió cuenta de que no había nada. Entonces, se dió cuenta de que estaba más despistado de lo normal. Tendría que volver a recoger un patito para regalarselo a la nieta de su amiga Ramona, la tendera.
Renata volvió al gallinero muy despacito caminando junto a su patito y con la ayuda de su amiga la luna que los iluminaba.
Pero, ¿QUÉ PASARÁ MAÑANA?
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